DOMINGO:DIA 26-05-2013.-RUTA=PUERTO PINOS-LA ALMAGRERA.LOS PONTONES

Desde la divisoria asturleonesa del Puerto de la Cubilla (1.683m), o Alto del Palo, se extiende hacia el oriente el cordal montañoso de la Vallota, de reducidas dimensiones y ásperos relieves. Es un prolongado apéndice del macizo de Ubiña, integrado por los picos la Tolondra (1.766m), la Almagrera (1.915m), la Mesa (1.915m), las Planas (1.866m) y la Tesa (1.898m), vértice geodésico y último pilar de esta quebrada crestería, cuyos bastiones finales se posan entre la confluencia de los ríos Huerna y Foz.

Por el entorno de los feroces pastizales aún se conserva, a pesar del turismo de montaña, el encanto de sus majadas pastoriles, con sus vetustas cabañas desparramándose por la Mata el Chéu, la Mayá Vieja, Carbayal, Meruxal, y Cuayos. Son idílicos parajes y lugar de pastoreo muy intenso en otros tiempos, cuyo manto vegetal está exento de árboles, debido a la altitud.

El itinerario de esta ruta que hoy vamos a realizar comienza nada más franquear el cierre metálico, en el mismo Alto del Palo, yéndonos de inmediato por la pista de tierra que se separa, a la izquierda, de la que conduce en sentido opuesto, hacia la Casa de Mieres. La ruta sigue, llaneando con rumbo este bajo las estribaciones de peña Tolondra y de la Almagrera, bastión apostado sobre el umbral de la Vallota.

A mitad de camino con el antiguo cierre, acometemos la cómoda subida a la Almagrera por un terreno salpicado de mata baja y una tibia escombrera de calicata de almagre – origen del nombre de la montaña -. Sorteamos los grandes bloques que se interponen en la progresión a la cima, la cual se corona muy fácilmente tras librar los últimos resaltes. Esta cima, nos regala las mejores panorámicas hacia el resto del macizo, dibujado sobre el horizonte más occidental de esta bella comarca lenense.

Descenderemos transversalmente hacia el oriente, sin perder nada más que la altura necesaria que nos conduce al núcleo de cabañas de Mayá Vieja. Por aquí nos aproximamos hacia el murallón occidental de la Mesa, rematado en las alturas por las paredes que allí convergen, formando una figura cuadrada. Esta singular silueta la hace reconocible desde largas distancias. El acceso más vulnerable a la cima discurre por las plataformas escalonadas de la cara sur, orientada por los jitos de piedra que, nos señalan el inicio de la continuada trepada. Muy aérea, pero fácil y entretenida, con sucesivos agarres que aseguran los posibles resbalones.

Después del descenso de la Mesa nos acercamos a la airosa cresta que libra por las alturas algún espolón y profundos canalizos para acercarnos a la ladera meridional, de cómoda progresión, por un terreno mixto de hierbas y peñascales hasta llegar a la cima de La Magrera, orlada por un vértice geodésico y un buzón montañero.

El descenso no ofrece problemas, para continuar la marcha hasta la localidad de Los Pontones (560m), para tal fin, bajamos hacia las cabañas de la Meruxal, situadas al abrigo de la Tesa y termino de la pista de tierra que procede del alto del Palo. Por una ladera de moderado desnivel, continuamos con el descenso por la campera hasta llegar al rellano del Chéu, pequeño cuenco que atesora las majadas del Chéu y La Mata, uno de los apartados más bellos del puerto y escalón hacia otro rincón pastoril, denominado Cuayos.

Avanzando hacia los Pontones proseguimos por la llanada de La Mata, hacia la entrada de la foz, por la margen derecha del río, y comenzamos el largo descenso por el empedrado camino, con repentinos zigzag. El camino se interna por las entrañas de la foz de la Cadillera, bajo el magnifico cuadro de las sucesivas cascadas que origina el arroyo. Más adelante, vadeamos el río hacia la margen opuesta, ante la presencia de una cascada de considerables dimensiones. El rápido descenso se hace más descansado cuando cruzamos los invernales de la Llinar y de Cabel, habiendo rebasado el arroyo en dos ocasiones más.

Siguiendo el descenso vamos por un camino que faldea en la Muela la ladera este de la Texa, con varias bifurcaciones. Ante todo debemos de soslayar el camino de Telledo, que prosigue en llano un tramo más allá, por el Cantu el Otero. A partir de ese desvío, la ruta, con pequeñas variantes, concluye en la aldea de Traslacruz. Aquí, la ruta a seguir ya no tiene perdida, pues solo consiste en descender los tres kilómetros de estrecha carretera que finaliza en Los Pontones.



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